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Arquitectos: Vrtical
- Área: 600 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Enrique Márquez Abella
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Proveedores: Cemex, David Pompa, Fábrica Astilla, Lanza Atelier
IDENTIDAD Y MATERIALIDAD: Mexicano Masaryk busca traer de vuelta auténticos sabores culinarios de México, retomando la memoria gastronómica de ciertas regiones a través de sus Mayoras. Por lo mismo, abordamos la materialidad de un edificio existente por medio de materiales naturales de la manera más honesta posible. Los pisos se homogeneizaron con despieces de piedra volcánica sellada en distintos tonos para tener una lectura de circulaciones y estar, con el complemento de juntas de latón y algunos firmes de concreto.
El mobiliario, barandales y fachada se propusieron en distintas maderas macizas, cumarú, tzalam, roble blanco y nogal; Tratando de complementar la experiencia culinaria, con un sentido del tacto. Los canceles se diseñaron haciendo un guiño a la herrería utilizada en los cincuentas y sesentas en México, utilizando perfiles bolsa, en tonos rojizos que combinasen con los tonos de las maderas.
TEJIENDO CON LA EXISTENCIA: El diseño surgió también de entender la existencia de un inmueble genérico, que no podía ser drásticamente alterado. Como tal decidimos desarrollar un lenguaje que evidenciara y matizara lo existente pintándolo de blanco, tratando de armonizar con los nuevos elementos, pisos, rodapiés, booths, barras, plafones, canceles, tapasoles, etc.
UNA CARA EN MASARYK: Debido a que el restaurante se encuentra en uno de los tramos más transitados de la avenida Presidente Masaryk, propusimos una fachada que tuviese un carácter contemporáneo al igual que gran presencia, por lo que se diseñó una fachada en secciones de madera de cumarú que a tramos deja ver la vida interna del restaurante, y en otros funciona como una pantalla homogénea y elegante. La planta baja se resolvió con una fachada de canceles flexibles y diáfanos que invitan al comensal que va a pie.
El COLOR Y LA VEGETACIÓN: La paleta de colores surgió de manera muy natural, primero asimilando un piso obscuro con los recintos, luego con los toques rojizos del cumarú y tzalam. Pero para nosotros un gran complemento era el verde de la vegetación en los camellones, por lo que se convirtió en el acento del espacio, proponiendo filtros de plantas pegados en la fachada y en puntos estratégicos, además de la tapicería de la terraza. Por último, las macetas de barro selladas también resultaron un complemento para los tonos de tierra del espacio, resolviendo así una imagen muy honesta y sencilla que nos hablase de algunos de los colores de México.